A lo largo del desarrollo del niño, normalmente hasta los dos años, es normal que se produzcan episodios de otitis agudas, que a pesar de ser recurrentes, se recuperan rápidamente y sin repercusiones en la audición.
Pero, qué pasa a partir de los dos o tres años, cuando el niño ya tiene las destrezas adquiridas a nivel de lenguaje y habla? En esta franja de edad, el peligro se centra con la presencia con mínima sintomatología clínica, y por tanto, con una mayor dificultad para una detección rápida. Dependiendo de la acumulación de la mucosidad en el oído medio, la calidad de audición del niño se verá afectada en mayor o menor medida.
¿Qué es la otitis media aguda?
La otitis media aguda o serosa es un tipo de otitis media, también denominada otitis media serosa, el origen es multifactorial, y que en términos generales, supone la existencia de líquido en el oído medio, moco que en la mayoría de los casos se deriva de una secreción excesiva derivada por un resfriado. Más común en niños, se trata de una afección ligada en invierno y en las infecciones respiratorias de vías altas que no ocasiona dolor. Existe poca ventilación entre la oreja y las vías nasofaríngeas que impide la evacuación de la mucosidad, y ésta queda retenida en el oído medio.
En algunos casos, existe un tamaño demasiado grande de las amígdalas y / o adenoides y las características estructurales de la trompa de Eustaquio, que en los niños es más horizontal y pequeña.
Las otitis medias secretoras dan lugar a acumulación de mucosidad durante mucho tiempo, y ocasionan pérdida de audición (hipoacusia) y pueden provocar una perforación timpánica. Pueden pasar desapercibidas por los padres, y se puede manifestar con una pérdida de audición, ya que el oído medio, llena de líquido, no transmite correctamente el sonido, similar a cuando tenemos la oreja tapada. Los niños no se suelen darse cuenta.
La parte pintada de color lila representa la acumulación de líquido (otitis media aguda).
En la siguiente imagen, el oído medio resto correcta, libre de líquido, permitiendo la libre circulación del aire, y la consecuente movilización del tímpano y recibida adecuada del sonido.
¿Qué síntomas se pueden diagnosticar desde casa?
En muchas ocasiones no hay ningún síntoma evidente y las señales son mucho más sutiles, como:
· Cambios de carácter: irritabilidad y mal humor.
· Cambios en la alimentación.
· No responden cuando les llamas por su nombre.
· Los niños de 3 años o más, suben mucho el volumen de los aparatos electrónicos (televisión, radio, etc.) y hablan con un volumen anormalmente alto de voz.
· En algunas ocasiones puede aparecer fiebre.
Quien hace el diagnóstico?
El médico es quien se encarga de hacer el diagnóstico. El médico especialista es el ORL (otorrinolaringólogo) y lo hace por medio de:
· Una otoscopia, un instrumento que ilumina y amplía la visión interna de la oreja
· Y / o una timpanometría, que consiste en colocar en la oreja un tapón pequeño y blando que contiene un micrófono, un altavoz y un dispositivo que varía la presión del aire y que permite evaluar la flexibilidad del tímpano. Los resultados de la prueba, que se registran en gráficas llamadas "timpanograma", pueden ayudar a determinar la presencia de líquido acumulado detrás del tímpano.
· Para valorar la capacidad de audición, puede ser necesario realizar una audiometría. En esta prueba se utilizan auriculares que van conectados a un aparato, llamado audiómetro, y se mide la intensidad o el volumen mínimo que deben tener los sonidos que se transmiten, para que la persona pueda oírlos.
El niño perderá la audición de manera definitiva? Será sordo?
La respuesta es que no. la audición no se pierde de manera definitiva. El pronóstico es bueno, ya que mejora con el crecimiento. En muchos casos, el líquido desaparece del oído y la audición vuelve a la normalidad en pocas semanas, sin ningún tipo de tratamiento. La estructura del oído medio no se deforma en ningún momento, únicamente se altera su función, pero en ningún caso la estructura física.
Si no desaparece, el médico suele administrar un tratamiento igual que con las congestiones recurrentes (antiinflamatorios, descongestionantes nasales), que en el plazo de entre cinco y diez días suelen resolver el problema. En caso de que se alargue más de tres meses (cuando la otitis ya será crónica) del ORL valorará la posible colocación de drenajes transtimpánicos, una intervención quirúrgica muy sencilla, que consiste en colocar unos tubos de ventilación, que tienen la misión de mantener abierta una pequeña perforación en el tímpano que permita el drenaje del moco o pus y la ventilación del oído medio. Hay suelen permanecer entre tres y nueve meses, y luego se expulsan de manera natural.
Como puede repercutir en la adquisición y desarrollo del habla del niño?
El hecho de tener demasiado moco acumulado en el oído medio, hace que la información del sonido llegue distorsionada al cerebro. Por falta de vibración del tímpano, pierde intensidad, se siente flojo, y no hay un feedback adecuado del sonido real. La falta de nitidez del sonido, puede llevar al niño que se encuentra inmerso en la etapa de aprendizaje del habla a producir un habla ininteligible, por imitación del sonido distorsionado que recibe. En muchas ocasiones, las consecuencias obtenidas son la sustitución y / o la articulación aproximada de los fonemas.
Recomendaciones de prevención para los padres:
· Hacer lavados nasales frecuentes, de suero fisiológico o de una solución salina para los orificios nasales, con la intención de arrastrar y limpiar las cavidades de mocos. Se pueden realizar siempre que el niño lo necesite para garantizar su bienestar y una correcta respiración.
· Evitar irritantes, como el humo del tabaco.
· Conviene asegurarse de que los niños tienen todas las vacunas al día. La vacuna antipneumocòccia, por ejemplo, los protege de las bacterias que pueden causar otitis e infecciones respiratorias.
· Después de bañarse, hay que secarse bien los oídos con una toalla e inclinar la cabeza a ambos lados para contribuir a expulsar el agua que pueda haber entrado.
· Lavar las manos y los juguetes con agua y jabón frecuentemente.
· Se recomienda optar, si es posible, para la lactancia materna, ya que la leche contiene unos anticuerpos que ayudan a prevenir las infecciones de oído.
· En general, no se deben limpiar las orejas para que el conducto auditivo externo ya lo hace de manera natural. En este sentido, se debe evitar el uso de bastoncillos de algodón. Si se usan, simplemente pasarlos por la parte externa de la oreja.
Una vez que haya desaparecido el líquido, el niño hablará correctamente de forma inmediata?
Es verdad que una vez la mucosidad ha desaparecido, sea de manera natural, como por tratamiento farmacológico o quirúrgico, el niño suele mejorar la muestra de habla sustancialmente, pero es probable que haya adquirido malos hábitos como consecuencia de la audición deficiente , ya que se habrá mantenido a lo largo de un período importante de tiempo y tendrá palabras mal aprendidas. Por lo tanto, será importante, que con la ayuda del logopeda, se reeduque el habla. En este momento, el papel de los padres resultará una pieza clave para garantizar la automatización de los nuevos modelos de habla de su hijo, en contexto espontáneo.