Autora: Anna Girbent, fisioterapeuta del CDIAP. Artículo publicado en la Revista FRN 2017.
Las fisioterapeutas del CDIAP tenemos la gran suerte de poder combinar el trabajo que hacemos en el aula de psicomotricidad con lo que hacemos en el medio acuático ya que, tanto el CDIAP de Salto como el de Girona, disponen de una piscina. Las dimensiones de la piscina permiten que quepan dos adultos y un niño. La temperatura del agua es agradable, por lo que el niño tolera cómodamente una sesión de unos 30 o 45 minutos, dependiendo de la edad y resistencia del niño.
La hidroterapia es una actividad terapéutica que favorece el desarrollo psicomotor mediante la acción del agua. Aprovechamos las propiedades físicas del agua (temperatura, resistencia, medio desgravado) para ayudarnos a alcanzar los objetivos terapéuticos que nos marcamos para cada niño, conjuntamente con los padres.
Para la mayoría de personas, estar sumergido dentro del agua, suele ser una experiencia agradable. Sin embargo, para que el niño tenga una buena adaptación, es esencial presentarle este nuevo medio de manera prudente y progresiva, para que se sienta seguro.
Cuando empezamos a trabajar con un niño en la piscina, lo sujetamos entre nuestros brazos, bien en contacto con nuestro cuerpo. A medida que lo vemos más confiado, podemos separarlo más de nosotros. También podemos ayudarnos de elementos de apoyo como los churros y de estímulos auditivos y visuales mediante objetos flotantes en el agua.
La posición de nuestras manos dará una información al niño, que reforzará las reacciones de direccionamiento del cuerpo. Queremos conseguir y mejorar el control postural de la cabeza y del tronco mediante balanceos del niño en todas direcciones para que tenga que equilibrar la posición de su cuerpo. Al principio sujetamos al niño con nuestras manos desde bajo sus axilas, pero a medida que su control postural va mejorando, nuestra sujeción se situará más abajo, para implicar más la musculatura del tronco, pelvis y extremidades inferiores . También podemos mover las extremidades superiores e inferiores del niño en el agua para que las tenga que estabilizar y así mejorar la fuerza y control proximal de las mismas.
Pensamos que cualquier niño podría beneficiarse del trabajo dentro de la piscina, pero sobre todo hay casos en los que, para nosotros, el medio acuático es un gran aliado. Por ejemplo, niños que tienen mala tolerancia a estar boca abajo en el suelo, dentro del agua suelen aceptar mejor esta posición; niños que presentan dificultades de movimiento importantes, dentro del agua tienen más libertad y facilidad para moverse; niños que presentan poca atención y dispersión importante dentro del aula de psicomotricidad, al agua buscan nuestra ayuda para sentirse seguros; niños que están empezando a ponerse de pie y ya tienen los pies en el suelo, dentro de la piscina se estimula la marcha y se mejora su equilibrio. También, cuando llega el buen tiempo, y las familias van a la piscina o en la playa con sus hijos, aprovechamos para darles pautas de cuál puede ser un buen manejo del niño en el agua, para que puedan seguir trabajando fuera del CDIAP los objetivos terapéuticos planteados. Damos mucha importancia a poder dar estrategias a las familias a lo largo de toda la atención que reciben los niños en el CDIAP.
Cada vez más, se habla de la importancia de la vida prenatal, nacimiento y primeros años de vida. Tocar, abrazar y hablar a nuestros bebés mejorará el desarrollo psicomotor y el crecimiento. Dentro del medio acuático, a través del contacto piel a piel, podremos dedicar al niño un tiempo de exclusividad. Se fomentará el vínculo afectivo y podremos transmitirles confianza y seguridad, para llegar a un entendimiento que nos acompañará toda la vida. Es por ello que queremos animar a todos los padres y profesionales que pongan en práctica esta experiencia tan bonita!
Artículo publicado en la Revista Anual de la Fundación Ramon Noguera 2017. Leer más artículos: REVISTA FRN 2017
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