Todo comenzó cuando una amiga mía me llevó a una lavandería que resultaba muy bien de precio. Mi sorpresa fue cuando vi que esta lavandería era de la fundación. Ya había ido a buscar trabajo años atrás pero no me había quedado porque cogí otro trabajo al mismo pueblo donde vivo.
En ese momento, no tenía trabajo y decidí entrar a la fundación para ver si encontraba. Ellos ya tenían mi historial y me citaron para hacer una entrevista.
Al cabo de unas semanas, me llamaron y me ofrecieron el trabajo que tengo ahora. Limpio los pisos que la fundación tiene en Cassà y Llagostera.
Al principio, lo pasé mal porque hacía unos años que no trabajaba y el trabajo de limpiar no lo había hecho nunca. No tenía la costumbre de hacerla y tardaba mucho tiempo. Se me tiraba el tiempo encima y no había hecho todo el trabajo que me ponían. Tenía muchas angustias, llegaba a casa llorando diciéndole a mi marido que no podría trabajar y que no me saldría.
Tengo una enfermedad mental que me impide estar tranquila y siempre veo el vaso medio vacío.
Poco a poco, con mucha voluntad, y gracias a la paciencia de la fundación, he ido cogiendo práctica, y ahora lo consigo mucho mejor.
Doy gracias a las personas que han confiado en mí y me han dado la oportunidad de mejorar, dándome ánimos al decirme que están muy contentos conmigo.
Artículo publicado en la Revista Anual de la Fundación Ramon Noguera 2016. Leer más artículos: REVISTA FRN
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