Hacia una futura ley de economía social

08-03-2019

Pepita Perich y Pujol 04/01/2019

Artículo de opinión publicado en el Diario de Mallorca

Últimamente siento a hablar de lo que se denomina «Economía social y solidaria». Ahora bien, ¿a qué nos referimos con este concepto? En Europa hay una corriente de pensamiento que entiende la economía social como el conjunto de iniciativas socioeconómicas que priorizan las necesidades de las personas por encima del lucro. También se caracterizan porque actúan orientadas por valores como la equidad, la solidaridad, la sostenibilidad, la participación, la inclusión y el compromiso con la comunidad y, también, como promotoras de cambio social. Esta iniciativa contribuye a mejorar la sociedad mediante la creación de empleo, la prestación de servicios, la vinculación al territorio y el apoyo a causas sociales.

La música suena bien, sin duda, pero si hablamos de economía social y solidaria no puedo olvidar y no puedo hacer otra cosa que visualizar rápidamente las entidades sociales sin ánimo de lucro que trabajan en el territorio, impulsadas por la iniciativa ciudadana para cubrir una necesidad. O bien, simplemente con una clara vocación de servicio público, que trabajan cerca de las personas, de manera integral y poniéndolas en el centro de todas sus acciones, de manera solidaria y atendiendo a todo el mundo a pesar de las dificultades y que perduran en el tiempo focalizando sus acciones en la misión para la que se constituyeron y hasta que ésta sea necesaria.

Para nosotros el pilar y eje fundamental de la economía social debe ser «no tener lucro», pero parece que este concepto está fuera del debate. Este no lucro, no significa, en ningún caso, tener resultados positivos en las actividades gestionadas, gestionar sin visión, sin herramientas empresariales o sin objetivos claros de solvencia técnica, económica y financiera, justo al contrario. Las entidades «sin ánimo de lucro» deben trabajar con una gestión eficiente y eficaz para poder garantizar el objetivo y su razón de ser, en nuestro caso la generación de oportunidades laborales para personas con discapacidad mediante la emprendeduría y la empresa social. En este sentido, e insistiendo para poder afinar bien y dejar claro de qué hablamos, echo de menos que en los debates sobre Economía Social no se hable sin complejos del sin ánimo de lucro. El pasado mes de octubre asistí al «Foro Global de Economía Social» GSEF celebrado en Bilbao y me sorprendió muy negativamente el hecho de que el sector no lucrativo no tuviera una destacada presencia, ni siquiera participando activamente en el debate.

Desde aquí reivindico el papel importantísimo de las organizaciones no lucrativas como eje de la economía social y hago saber la necesidad de que formen parte activa de este debate, que de ninguna manera podemos dejar cerrado. Queda mucho por hacer.

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